lunes, 5 de mayo de 2008

LA IMPOSICIÓN DE LOS CANDIDATOS DE RECTORÍA, EL DINERO Y EL PAPEL DE LOS ESTUDIANTES.

Para Agüera la ciencia no es su negocio
La BUAP como Universidad dedicada -en teoría- a la formación y creación de ciencia con aplicaciones enfocadas al llamado compromiso social, nuestra casa de estudios “tan plural y democrática”, en los hechos diarios aparece como una institución en donde sus objetivos centrales no son el conocimiento científico, sino una Universidad cuya estructura histórica, al menos a partir de la década de los noventas ha estado ligada a la privatización de la educación pública, toma de decisiones en un marco antidemocrático, al robo, a la corrupción, a la imposición, al autoritarismo y a la represión, prácticas que aluden totalmente al neoliberalismo y al priísmo vigentes hoy día en la UAP, dichas prácticas en el presente tienen vigencia y tuvieron su inicio con Alfonso Vélez Pliego y fueron acentuadas con la llegada al poder a la rectoría de José Doger, fueron continuadas por Enrique Doger y ahora por el rector en turno Enrique Agüera.
Actualmente, el proceso de elitización y encarecimiento de la educación universitaria va de la mano con la estructura priísta en la toma de decisiones y realización de elecciones de autoridades en la BUAP, decimos que éstas se llevan a cabo al vil estilo del PRI porque para empezar, en el sólo hecho de elegir autoridades como es el caso de directores y rectores, nosotros los estudiantes estamos relegados al papel del olvido y la ínfima importancia, esto se comprueba tan sólo por la existencia del voto sectorial, que, en resumen fue aprobado en 1991 para quitarnos de las manos la decisión de incidir realmente en la participación política de la Universidad. Pero además de la forma de voto, existen otras prácticas abiertamente priístas como la imposición y no inclusión de los estudiantes en la discusión y aprobación de las reformas que se implementan en nuestro recinto universitario, la compra descarada de conciencias de autoridades como son los directores, consejeros de unidad y universitarios, alumnos y profesores y además que ante el ambiente de autoritarismo creado por la rectoría, hácese necesaria la instauración de la vigilancia porril en todas las Facultades, la corrupción con que se ceden contratos y se reduce la matrícula para enriquecer a un pequeño cártel de ladrones que encabeza Agüera y que se benefician de la privatización de la Universidad-. Una forma de hacerlo es la reducción de la matrícula para que los rechazados vayan a dar directo a las Universidades patitas de las que éste es propietario-, la nula existencia de la libertad de expresión y la organización estudiantil, pues ante todo permea el miedo a la represión del porro mayor: Agüera.

…lo que el voto estudiantil vale…
Los procesos para elección de autoridades por unidad académica nos manifiestan tal estructura priísta y totalmente antidemocrática en la Universidad, ya que por ejemplo en todas las Facultades que eligieron nuevo director en el mes de febrero resultaron favorecidos los candidatos del rector, tal es el caso de Filosofía y Letras, Psicología, Ingeniería, Medicina Veterinaria y el Instituto de Ciencias. De las cuales en todas hubo candidato de unidad excepto en Filosofía.
Pero la historia no termina ahí pues este pasado 24 de abril también hubieron “elecciones” en las Facultades de Arquitectura, Contaduría Pública, Economía, Ciencias Químicas, Escuela de Artes y en la Preparatoria “Lázaro Cárdenas del Río”, en donde casualmente los nuevos directores serán aquéllos impuestos por el rector.
En general en el pseudo proceso de “elecciones” de este año en todas las Facultades, la rectoría se impuso con el fin de tener mayor control y manipulación sobre aquéllas. Los candidatos impuestos son aquéllos que desde mucho antes del proceso de inscripción y campaña electoral ya habían sido determinados y apoyados por el rector, mediante el destino de recursos públicos para realizar campaña y la compra anticipada de votos, todo esto para imponer legalmente a sus lacayos, los cuales serán parte de la estructura corrupta y autoritaria de la Universidad que le permite a la Güera continuar con el control y la manipulación sobre la comunidad estudiantil sin mayor problema, pero además las imposiciones le permiten al rector continuar con su enriquecimiento vía la privatización que se materializa en las negociaciones que acuerda con las empresas.
Esta necesidad imperiosa de poner directores títeres al servicio del rector tiene que ver con que éste necesita autoridades que avalen, justifiquen y defiendan a capa y espada las prácticas de enriquecimiento de Agüera, a costa del bajo nivel académico y la privatización de la Universidad y que sobre todo ejerzan un control sobre el estudiantado para mantenerlo dominado, de tal forma que oculten la corrupción con que se mueven las decisiones en la BUAP. Es decir a La Güera lo único que le interesa es mantener el sistema de saqueo y negocio que hace de la Universidad para su beneficio personal y el de sus compinches, y para ello no importa que el presupuesto de aquélla sea invertido en la compra de autoridades mediante su imposición, tales que le permitan que sus órdenes sean recibidas y ejecutadas como una orden divina, sin mayor cuestionamiento de aquéllas y de la cual obviamente esas autoridades resultan beneficiadas por su silenciamiento y servilismo con rectoría (Modificación a las Jubilaciones y pensiones, la subrogación, el Contrato Santander Serfin, cambios estructurales a los planes de estudio). Por ejemplo se hace necesario que los directores contraten discrecionalmente a profesores hora clase, sin ningún tipo de examen de oposición para que dichos maestros sean utilizados por ejemplo en elecciones de nuevos directores, consejeros y para apoyar la línea impositiva de Agüera, con lo cual se puede ver que las autoridades en la BUAP, no son elegidas para proteger los intereses de los universitarios y en concreto de los estudiantes, no interesan los proyectos académicos, la buena formación académica, la creación y difusión del conocimiento científico, en general no importa el estudiante como ser humano, sino se le trata como objeto a utilizar, pues a las autoridades de nuestra Universidad lo único que les interesa es el dinero como tal, he ahí el precio que muchos han decidido ponerse para no sólo ser avales de las políticas de la rectoría, sino además sacar de ahí un jugoso pago.
Es por eso que el caso actual de los nuevos directores de las Facultades mencionadas, servirán no sólo para lo dicho anteriormente sino además fungirán como limpia imagen del rector (tal como lo hace Agüera con Marín), es decir esas autoridades seguirán creando un ambiente en donde no se cuestione ni se permita la crítica a las actitudes priístas y neoliberales practicadas en la BUAP, es decir los directores le pulirán el camino de piedras a su rector, para que éste pueda contender sin problemas y con la mayor parte del apoyo Universitario en las próximas elecciones a la Gubernatura de la Estado de Puebla, el papel más cercano que los directores ejercerán en sus respectivas Facultades será el de los máximos operadores políticos del rector, quien usará también a la Universidad como trampolín político para un cargo público.
Por lo tanto, en base a lo que realmente sucedió en cada una de las unidades académicas mencionadas, no fueron elecciones, eso fue lo que nos hicieron creer a los estudiantes, pero la realidad es otra pues nuestras nuevas autoridades ya estaban decididas por la administración central y lo que se suscitó fue la pura apariencia de que habían elecciones y que los estudiantes sí tendríamos la oportunidad de elegir a nuestros próximos directores.

¿Realmente a quién representa “Vero”?
En el caso concreto de la Facultad de Economía, en donde Verónica Ayance candidata agüerista, incluso así llamada por la prensa resultó “electa”, fue una más de las imposiciones del rector, sin embargo su “elección” quiso hacérsenos ver como un verdadero proceso de elecciones democráticas -a pesar del voto sectorial- lo cual en apariencia todo parecía indicar que lo que realmente sucedía en Economía era un proceso a todas luces democrático, sobre todo porque la candidata en ese entonces, no apareció abiertamente impuesta, ya que la participación de dos candidatos (empleados también de Rectoría) más: Rivera de la Rosa y Alejandro Jiménez permitieron que la llamada elección de director apareciera como la falsa ilusión de que los estudiantes sí podríamos elegir a nuestro nuevo director, porque fueron candidatos a modo y débiles elegidos también por Rectoría para vendernos la barata idea de que en la contienda electoral no sólo era una única candidata a “elegir”, sino que había posibilidades de cambiar el rumbo de la Facultad de Economía.
Con la “elección” de Verónica sólo se confirmó la imposición descarada de Agüera, imposición manifiesta en que realmente no había otra persona con posibilidades de ganar, sólo simples títeres jugando a legitimar el dedazo de su señor rector, pues éstos sabían que no tenían posibilidades de victoria, no sólo por el voto sectorial, sino por que no eran capaces de aglutinar a la mayor parte de los sectores de la comunidad de Economía y Finanzas, además de no representar una oposición de verdad, ya que su espíritu de “revolucionarios”, “críticos” y “estudiosos del marxismo” nunca fue y nunca ha sido una postura crítica real y no de protagonismos ante las prácticas de corrupción en la Universidad.
Por lo tanto Agüera necesitó de gente, que como Rivera y Jiménez, se prestaran a hacerle el juego a “las elecciones” en la Facultad, que no representara ningún problema para imponer a su candidata Ayance, tal y como sucedió concretamente el 24 de abril pasado, quien tendrá el papel de peón y marioneta de Enrique Agüera, pues ésta ha demostrado una política de subordinación hacia las órdenes de la administración central, siendo un ejemplo claro el rol que tomó ella al corresponder a la exigencia de rectoría de modificar los planes de estudio, o sea con el intento a la modificación de la nueva curricula de la Licenciatura en Economía, es decir, de fondo intentó rebajar la formación científica de un economista a la de remedo de tecnócrata. Sigue al pie de la letra, la política de debacle en el nivel académico de la Universidad, tan es así que ha sido cómplice de la contratación discrecional de profesores hora-clase, que hace constantemente Dante, que apertura cursos express para la compra de sufragios, tal como se demostró el dolo al desmantelar cursos y fabricar otros sin ningún rigor con la duplicación de actas, violando la normatividad administrativa, todo esto finalmente nos demuestra que para la mafia vividora de la Universidad sólo una cosa tiene trascendencia: vivir y enriquecerse de una institución pagada por el pueblo, en donde no importan en lo absoluto los estudiantes, sólo la simple apariencia de una Universidad de calidad, cuya esencia no es tal. Sólo se puede esperar que haga lo mismo que su antecesor.
A partir de lo planteado anteriormente, concluimos que Verónica Ayance significa continuar con un proyecto que coadyuva al crecimiento de la riqueza de su jefe el rector, aunque para ello esté de por medio negarle el acceso a la educación a mucha gente, y además negarle el derecho a muchas generaciones el estudiar ciencia o siquiera formarla con todo el herramental teórico y matemático necesario para que al salir de la Universidad siquiera tengan la esperanza de encontrar un empleo, pero no, a ella ni ciencia ni técnica le interesa se enseñen bien en esta Facultad, sólo le preocupa defender sus intereses económicos.

Ante tal panorama esperado, y además ante la certeza de que el grupo de Rivera de la Rosa y Alejandro Jiménez no denunciarán ni harán nada para dirigir una línea de denuncia y defensa por mejorar el nivel académico y mucho menos por pugnar que las decisiones en la Facultad y en la Universidad sean tomadas democráticamente, recordemos tan sólo que con el premio CEDES, el grupo de izquierdistas se callará la boca y ya nos tocará ver sin que nadie nos cuente como ese grupillo se dedicará por completo a su pequeña propiedad feudal sin que les preocupe en lo más mínimo lo que ocurra en la Facultad de Economía, pues ellos para qué habrán de fijarse en una simple Unidad Académica, si ya tendrán un centro con maestría y doctorado de mayor “prestigio y reconocimiento” en dónde serán amos y señores del presupuesto otorgado al instituto y cuyo director será el mismo Rivera. Jiménez por su parte, quien en campaña “defendió” los principios de dignidad y superación para la Facultad, tampoco se atreverá a defender el nivel académico en Economía, y mucho menos pugnará por la inclusión de los estudiantes en las decisiones de esta Universidad, traicionando la confianza que en él depositaron aquéllos que lo apoyaron en campaña, aquéllos principios con los que se nos presentó en los salones quedarán olvidados y enterrados, demostrando a todos cuan tan oportunista puede ser él cuando hay negociaciones de beneficio personal, y una vez más cómo los estudiantes somos utilizados en momentos estratégicos para obtener algo de por medio.

Después de la imposición, la organización estudiantil
Ante todo el escenario de problemática académica, el autoritarismo en las decisiones que se toman en la Universidad, destaca la necesidad de que los estudiantes asumamos una posición crítica de la realidad para que sea nuestra conciencia la que nos permita participar en la construcción de una Universidad en donde realmente los estudiantes como parte medular de ella, contemos en las decisiones fundamentales de la Universidad, es pues uno de nuestros compromisos defender no sólo el carácter público de nuestra institución, sino además su carácter democrático mediante la pugna por el regreso del voto universal para todos los que formamos parte de ella, es la organización estudiantil con conciencia la que permitirá no sólo darle un vuelco a la históricos 17 años de vida del voto sectorial, que nos permitiría tener mayor posibilidad de que no existan las imposiciones revestidas o no de democráticas. Al luchar por la democratización de la Universidad en la toma de decisiones más importantes de ella, nuestro papel de transformación traerá consigo la oportunidad de que seamos la mayoría de esta Universidad la que decida el rumbo académico y político de la misma. Los estudiantes podemos cambiar la realidad de la BUAP si y sólo si nos proponemos que nuestra participación vaya enfocada a la lucha de los espacios democráticos para así garantizar la participación crítica en la vida universitaria y en la problemática social, por no continuar reproduciendo la corrupción, práctica diaria de las autoridades universitarias y para no permitir que los que decidan el rumbo de los proyectos universitarios sean en su mayoría sólo las autoridades, es nuestro momento histórico de transformar nuestro presente y el futuro de las siguientes generaciones y la vía efectiva es la organización estudiantil para conseguir una Universidad realmente democrática, científica, crítica y popular

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