lunes, 24 de septiembre de 2007

LA ASPIRACIÓN REPRODUCTORA

Propongo este artículo como editorial para la gaceta que va a salir para administración, intenté escribir otra cosa y me salió esto a ver qué les parece
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La aspiración reproductora
Sueños, metas, objetivos, aspiraciones, etc. Son formas de nominar a las situaciones, circunstancias y/o condiciones a las que algunos seres humanos quieren llegar, para después de eso, “sentarse a descansar”, “disfrutar de lo que han logrado” y probablemente “morir tranquilos” por esas anheladas condiciones lucharán toda su vida. Éstas son fijadas, por una parte, en base a la educación, valores, experiencias, raza e incluso hasta por el sexo, todo depende del contexto en el que cada persona crezca y se desarrolle, dicho entorno a su vez estará determinado por la ubicación de los individuos dentro de las relaciones sociales de producción. Pero (como ya se dijo), eso es sólo por una parte, ya que por la otra, dichas aspiraciones estarán en función de las decisiones personalísimas que se tomen, el tan afamado libre albedrío. Por lo anterior, se podría decir que la influencia ejercida por nuestros padres, hermanos, familiares, amigos, profesores, conocidos, en otras palabras, de las personas que nos rodean, hacia nosotros es la que determina nuestros límites, hasta los que podemos llegar, esas personas son las que nos (im)ponen las opciones, los caminos a seguir, y ya depende de nosotros si los tomamos o no.

Resulta ser, que esos “caminos correctos”, para alcanzar la comodidad y el lujo, que nuestros seres más cercanos nos muestran, giran en torno a sus frustraciones y a cosas que quisieron pero por variadas razones no lograron tenerlas. Es decir, somos portadores de las aspiraciones y expectativas ajenas, principalmente de las personas que nos criaron, con las que tuvimos contacto desde que nacimos, que en la mayoría de las ocasiones son los padres y madres (consanguíneos) que ven en los hijos la extensión de su vida, ellos se encargan de implantar dichas ideas (que con anterioridad sus padres se las implantaron y los abuelos a sus padres, y así, haciendo un ciclo reproductor sistemático que le funciona de maravilla al modo de producción capitalista para que no muera), cultivarlas, dejarlas que crezcan y se desarrollen dentro de nosotros, pulirlas, adaptarlas, todo esto con el fin de que las tomemos y las creamos nuestras. Y si muchos de nosotros (aún estudiantes) realizamos un recuento de lo que hemos hecho la mayor parte de nuestras vidas, daremos cuenta de que ha sido preparación y esfuerzo dirigido a cumplir (con ayuda de nuestros papis), los que ahora son nuestros sueños.

Analizando detenidamente la situación anterior, podemos concluir, que, tal vez los objetivos que ahora perseguimos (ya de por si ajenos a nosotros) no se originaron ni si quiera en las personas que nos criaron y transmitieron dichas aspiraciones por medio de la “buena educación”, ni en los padres de ellos. Es decir, ¿Es una coincidencia que gran parte (si no es que toda) de las personas que conocemos tengan un planteamiento de vida consistente en la ascensión de una clase a otra, en la enajenación desmedida de bienes materiales, en el consumismo, en el tener poder para ejercerlo sobre los demás? Desde luego que no. La familia, dentro del capitalismo, participa en el proceso de la reproducción material de la fuerza de trabajo, además la familia se ve influenciada en su configuración, educación y formación por el sistema capitalista, eh aquí la razón por la cual la mayoría de las personas coinciden en aspiraciones. Haciéndolo más explicito, dicha educación y formación esta basada en valores y principios que favorecen a la reproducción del sistema. Ubiquemos algunos, desde que comenzamos nuestra vida escolar, es decir, a recibir educación formal, sabemos que la razón no es sólo para tener bastos conocimientos y ser sabios, sino porque se creen necesarios los estudios y la continuidad de éstos para conseguir un “buen” trabajo, desde ese momento comienza una competencia que se agudiza conforme al avance en este ámbito, lo importante en ella es dejar atrás a los demás porque hay conciencia de que esos buenos empleos son pocos y sólo los “mejores” podrán llegar a ellos, desde luego que esta es instrucción individualista, que no podrá permitir darnos cuenta y mucho menos organizarnos con los demás, cuando se viole alguno de nuestros derechos, y cuando por fin nos integremos al mercado laboral (si es que lo logramos) no pasaremos de ser muebles dentro de la instalación, porque así nos verá el patroncito sólo como instrumentos para acrecentar su riqueza, además la competencia no la vamos a dejar en la escuela sino también en el lugar donde logremos laborar, en dicha contención sólo se beneficiará el capitalista. Mientras todos los empleados “comprometidos” con la empresa, pero no con su clase, pelean por alguna remuneración extra o reconocimiento hipócrita por parte de los altos mandos.

Otra cuestión que desde pequeños incluyen en nuestras aspiraciones es la de tener muchos bienes y propiedades, todos soñamos con tener nuestra casa, nuestro auto, varias televisiones, buena ropa, hasta un perrito, etc. En fin, seres enajenados y consumistas, endeudados hasta el límite, servidores de una sociedad de eso, de consumo y lo peor, sin conciencia de lo que seguimos siendo, creyendo que los bienes materiales que se ha logrado conseguir nos dan cierto status y nos ayudan a dar el salto de una clase a otra, sin darnos cuenta que eso lo obtuvimos al pagar con nuestro salario, lo que nos hace de la clase asalariada. Es decir no sólo le servimos al capitalista con nuestra fuerza de trabajo, produciendo excedente, sino que también regresándole lo que nos paga al consumir desmedidamente.

Ahora, el mismo sistema limita a las personas para poder ascender, ya que, volviendo a la familia, las condiciones materiales y sociales se pueden heredar y por lo tanto se mantienen en las mismas pocas manos por generaciones

Esos son los valores y principios que se reproducen en el seno familiar y que nosotros –si es que decidimos tener hijos- estamos destinados a reproducir porque a veces no queremos ver más allá del vaso y creemos que las opciones alternativas son utopistas, pero, ya se dijo al inicio del escrito hay decisiones que son personales y depende de cada individuo el deso de trascender como el reproductor de un sistema que genera valores y principios nefastos para la mayoría de los seres humanos.
Aldo "skaldo" Quiroz

1 comentario:

alibert dijo...

El artículo está bueno porque no está cuadradote. Pienso que si pudieras, además de lo que ya está escrito, concretizar y particularizar más en las aspiraciones de los chavos que llegan a la Facultad de Administración, la cosa quedaría más clara porque efectivamente verían reflejadas ahí sus aspiraciones, eso que tu decías en los saloneos que llegaban los chavos con la esperanza de hacerse gerentes de Bimbo, etc.

Otra cuestión que a mi me parece importante es que abundaras sobre la otra opción, es decir, si tu planteas que se puede trascender este modo de vivir, entonces qué sería trascender este modo de vida, cómo se podría vivir –como administradores o en general- de otra forma. Esto te daría para pensar incluso en lo que tu estás construyendo como proyecto de vida y que empieza por ver a la gente como gente y no como cosas.
Finalmente pienso que el artículo está bueno para tu gaceta pero no como para una editorial, pienso que estaría mejor que se planteara en la editorial lo que tu mismo habías dicho que escribirías como editorial acerca de la necesidad de la organización estudiantil, defensa de los derechos universitarios, etc., porque como decías, en tu facultad piensan que si alguien se organiza no es más que para darse a conocer y ser popular para después lanzarse como consejero y eso.

La aspiración reproductora

Sueños, metas, objetivos, aspiraciones, etc. Son formas de nominar a las situaciones, circunstancias y/o condiciones a las que algunos seres humanos quieren llegar, para después de eso, “sentarse a descansar”, “disfrutar de lo que han logrado” y probablemente “morir tranquilos”, por esas anheladas condiciones lucharán toda su vida. Éstas son fijadas, por una parte, en base a la educación, valores, experiencias, raza e incluso hasta por el sexo, todo depende del contexto en el que cada persona crezca y se desarrolle, dicho entorno a su vez estará determinado por la ubicación de los individuos dentro de las relaciones sociales de producción. Pero (como ya se dijo), eso es sólo por una parte, ya que por la otra, dichas aspiraciones estarán en función de las decisiones personalísimas que se tomen, el tan afamado libre albedrío. Esto dado que los seres humanos somos sociales a la vez que individuales. Por lo anterior, se podría decir que la influencia ejercida por nuestros padres, hermanos, familiares, amigos, profesores, conocidos, en otras palabras, de las personas que nos rodean, hacia nosotros es la que determina nuestros límites, hasta los que podemos llegar, esas personas son las que nos imponen las opciones, los caminos a seguir, y ya depende de nosotros si los tomamos o no.

Resulta ser, que esos “caminos correctos”, para alcanzar la comodidad y el lujo, que nuestros seres más cercanos nos muestran, giran en torno a sus frustraciones y a cosas que quisieron pero por variadas razones no lograron tener. Es decir, somos portadores de las aspiraciones y expectativas ajenas, principalmente de las personas que nos criaron, con las que tuvimos contacto desde que nacimos, que en la mayoría de las ocasiones son los padres y madres (consanguíneos) que ven en los hijos la extensión de su vida, ellos se encargan de implantar dichas ideas (que con anterioridad sus padres se las implantaron y los abuelos a sus padres, y así, haciendo un ciclo reproductor sistemático que le funciona de maravilla al modo de producción capitalista para que no muera), cultivarlas, dejarlas que crezcan y se desarrollen dentro de nosotros, pulirlas, adaptarlas, todo esto con el fin de que las tomemos y las creamos nuestras. Y si muchos de nosotros (aún estudiantes) realizamos un recuento de lo que hemos hecho la mayor parte de nuestras vidas, daremos cuenta de que ha sido preparación y esfuerzo dirigido a cumplir (con ayuda de nuestros papis), los que ahora son nuestros sueños.

Analizando detenidamente la situación anterior, podemos concluir, que, tal vez los objetivos que ahora perseguimos (ya de por sí ajenos a nosotros) no se originaron ni si quiera en las personas que nos criaron y transmitieron dichas aspiraciones por medio de la “buena educación”, ni en los padres de ellos. Es decir, ¿Es una coincidencia que gran parte (si no es que toda) de las personas que conocemos tengan un planteamiento de vida consistente en la ascensión de una clase a otra, en la enajenación desmedida de bienes materiales, en el consumismo, en el tener poder para ejercerlo sobre los demás? Desde luego que no. La familia, dentro del capitalismo, participa en el proceso de la reproducción material de la fuerza de trabajo, además la familia se ve influenciada en su configuración, educación y formación por el sistema capitalista, eh aquí la razón por la cual la mayoría de las personas coinciden en aspiraciones. Haciéndolo más explicito, dicha educación y formación está basada en valores y principios que favorecen a la reproducción del sistema. Ubiquemos algunos, desde que comenzamos nuestra vida escolar, es decir, a recibir educación formal, sabemos que la razón no es sólo para tener bastos conocimientos y ser sabios, sino porque se creen necesarios los estudios y la continuidad de éstos para conseguir un “buen” trabajo, desde ese momento comienza una competencia que se agudiza conforme al avance en este ámbito, lo importante en ella es dejar atrás a los demás porque hay consciencia de que esos buenos empleos son pocos y sólo los “mejores” podrán llegar a ellos, desde luego que ésta es instrucción individualista, que no permitirá que nos demos cuenta y mucho menos organizarnos con los demás, cuando se viole alguno de nuestros derechos, y cuando por fin nos integremos al mercado laboral (si es que lo logramos) no pasaremos de ser muebles dentro de la instalación, porque así nos verá el patroncito sólo como instrumentos para acrecentar su riqueza, además la competencia no la vamos a dejar en la escuela sino también en el lugar donde logremos laborar, en dicha contención sólo se beneficiará el capitalista. Mientras todos los empleados “comprometidos” con la empresa, pero no con su clase, pelean por alguna remuneración extra o reconocimiento hipócrita por parte de los altos mandos.
Otra cuestión que desde pequeños incluyen en nuestras aspiraciones es la de tener muchos bienes y propiedades, todos soñamos con tener nuestra casa, nuestro auto, varias televisiones, buena ropa, hasta un perrito, etc. (llegando a considerar a los hijos, a la pareja, etc., como parte de esa propiedad, o sea que también las relaciones sociales se cosifican y se convierten en propiedad privada). En fin, seres enajenados y consumistas, endeudados hasta el límite, servidores de una sociedad de eso, de consumo y lo peor, sin conciencia de lo que seguimos siendo, creyendo que los bienes materiales que se ha logrado conseguir nos dan cierto status y nos ayudan a dar el salto de una clase a otra, sin darnos cuenta que eso lo obtuvimos al pagar con nuestro salario, lo que nos hace de la clase asalariada. Es decir no sólo le servimos al capitalista con nuestra fuerza de trabajo, produciendo excedente, sino que también regresándole lo que nos paga al consumir desmedidamente.

Ahora, el mismo sistema limita a las personas para poder ascender, ya que, volviendo a la familia, las condiciones materiales y sociales se pueden heredar y por lo tanto se mantienen en las mismas pocas manos por generaciones

Esos son los valores y principios que se reproducen en el seno familiar y que nosotros –si es que decidimos tener hijos- estamos destinados a reproducir porque a veces no queremos ver más allá del vaso y creemos que las opciones alternativas son utopistas, pero, ya se dijo al inicio del escrito hay decisiones que son personales y depende de cada individuo el deseo de trascender como el reproductor de un sistema que genera valores y principios nefastos para la mayoría de los seres humanos.
Aldo "skaldo" Quiroz