lunes, 11 de junio de 2007

Neoliberalismo en México: Capitalismo en Deuda

Estos son fenómenos sociales que nosotros como Espartacos también tenemos que entrarle a debatir.

Salevale


ALCANZA NIVEL RECORD LA DEUDA INTERNA, CON $1.8 BILLONES

El monto en circulación de esos bonos equivale a tres veces el débito exterior del gobierno

La mayor parte del endeudamiento del sector público se deriva de los Pidiregas

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

En apenas cuatro meses, los pasivos del gobierno federal derivados de la emisión de bonos en el mercado local crecieron en 143 mil 777 millones de pesos, hasta alcanzar un monto sin precedente de un billón 846 mil 442 millones de pesos, 8.44 por ciento más que el dato reportado al cierre de 2006, de acuerdo con información del Banco de México (BdeM).

El endeudamiento del sector público a través de la emisión de bonos en el mercado interno se ha convertido en la segunda fuente de pasivos públicos, después de los derivados del financiamiento de infraestructura con capital privado.

En términos comparativos, el monto en circulación de instrumentos de la deuda interna equivale a tres veces el endeudamiento público en el exterior, que es de 39 mil millones de dólares, unos 430 mil millones de pesos.

La mayor fuente de endeudamiento del sector público es la derivada de los llamados Proyectos de Inversión de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas), un instrumento a través del cual Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad financian con capital privado obras de infraestructura.

De acuerdo con cifras proporcionadas la semana pasada por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, una instancia de la Cámara de Diputados, el endeudamiento del gobierno federal con el sector privado a través de Pidiregas ascendió a un billón 956 mil 560.3 millones de pesos, sólo 5.9 por ciento más que la deuda interna derivada de la emisión de bonos.

Información del Banco de México, citada en un reporte divulgado esta semana por Acciones y Valores Banamex, la filial bursátil del consorcio estadounidense Citigroup, indica que el endeudamiento interno apunta a consolidarse como el mayor pasivo del sector público, debido a que la deuda interna crece a un ritmo mayor que la derivada de los Pidiregas, en una línea que se mantiene desde la administración del ex presidente Ernesto Zedillo, cuando se puso en práctica la política de sustituir endeudamiento externo por interno.

Desde entonces, el endeudamiento interno no ha dejado de crecer. De hecho, esta orientación de la política de deuda pública ha logrado reducir la exposición de las finanzas públicas al ciclo de los flujos internacionales de capital, aunque también ha generado una gran rentabilidad a las instituciones bancarias que operan en México, que son de las mayores compradoras de los bonos de deuda pública interna.

De acuerdo con información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), con datos a septiembre pasado, el conjunto de la banca comercial que opera en México mantenía inversiones en valores por 345 mil millones de pesos, de los cuales 65 por ciento correspondía títulos emitidos por el gobierno federal y 35 por ciento a entidades privadas.

En 2006, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el gobierno federal paga intereses derivados del costo del endeudamiento interno por 130 mil 466.4 millones de pesos.

Los datos del banco central citados en el reporte de Banamex indican que desde el cierre de diciembre pasado y el 11 de mayo de 2007, el monto en circulación de instrumentos de la deuda interna creció de un billón 702 mil 665 millones de pesos a un billón 846 mil 442 millones de pesos. Esta variación representa un incremento de 8.44 por ciento.

Sin embargo, de diciembre de 2005 al cierre de 2006, este endeudamiento pasó de un billón 186 mil 145 millones de pesos a un billón 702 mil 665 millones de pesos, variación que significa un repunte en el periodo de 43.5 por ciento.

El reporte de Banamex, que cita los datos del banco central, añade que del total de valores gubernamentales en circulación, inversionistas nacionales mantenían en su poder 92.6 por ciento -un billón 709 mil 805 millones de pesos-, mientras el restante 7.4 por ciento había sido adquirido por inversionistas extranjeros.

La mayor parte de instrumentos en circulación corresponde a los llamados "Bonos M", de los que existe una colocación de 820 mil 313 millones de pesos; siguen los Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes), con 372 mil 933 millones de pesos; Bonos de Desarrollo serie D (Bondes D), con 286 mil 948 millones; Bondes, con 183 mil 796 millones de pesos, y Udibonos, un instrumento con valor indexado a la inflación, por 182 mil 453 millones de pesos.

Resultados mixtos en la subasta semanal

En la subasta semanal de valores gubernamentales, la tasa de interés de los Cetes a 28 días, el indicador líder del mercado de préstamos y ahorro en el país, se ubica en 7.23 por ciento anual, un descenso marginal de una centésima de punto, reporta el banco central.

Los Cetes a 91 días de plazo, en cambio, ubicaron su tasa de interés en 7.41 por ciento, un incremento, también marginal, de una centésima de punto porcentual. A 175 días, la tasa se sitúa en 7.51 por ciento, 0.02 puntos más que la semana previa, añadía:

El banco central reporta también que al 11 de mayo la reserva internacional de divisas alcanza 69 mil 825 millones de dólares, un incremento de 144 millones de dólares, respecto a la semana previa.

La Jornada 160507

ANÁLISIS DE LA NOTICIA

Por: Gaby Toxqui y Mambrullo.

NEOLIBERALISMO EN MÉXICO: EL CAPITALISMO EN DEUDA.

El sistema capitalista, hay que recordar, es resultado de las revoluciones de la producción, la distribución y el cambio que se dieron en el siglo XVII como punto de partida. Con el capital se elevó la productividad del trabajo y el valor de las mercancías por unidad se redujo. Las mercancías por tanto, pasan a ser el arsenal con que el capital conquista nuevos territorios hasta hacerse cosmopolita. Las relaciones de producción capitalistas nacen y se desarrollan hasta en los puntos más recónditos del planeta. Surgen los países como actualmente los conocemos y su relación económica entre ellos. Los países desarrollados y subdesarrollados.

Pero el capital vive y sólo puede vivir a base de explotar la mano de obra del trabajador para la extracción de plusvalía (ganancia). Se encuentra por tanto, desde su nacimiento con una contradicción primaria y antagónica, la de ser una relación social capital vs. trabajo. El capital para obtener ganancia tiene que explotar al trabajador con una intensidad cada vez mayor, una jornada de trabajo mayor o una reducción de los salarios. Es decir lleva aparejado el empeoramiento del nivel de vida de la población con el aumento del desempleo, la pobreza, etc. Por tanto, el desarrollo del capital no necesariamente se traduce en un desarrollo en el nivel de vida de la población. Los intereses del capital son contrapuestos por su esencia con los de la humanidad.

De esta contradicción primaria se derivan otras como consecuencia y el resultado, al llegar a un cierto grado de desarrollo, es que las relaciones de producción capitalistas dejan de corresponder con el desarrollo de las fuerzas productivas. Las relaciones sociales capitalistas, de ser una palanca de su propio desarrollo, se convierten momentos después en una traba al mismo. Ejemplo de ello, es la desaceleración económica de EU, el pobre crecimiento del PIB en la región de América Latina, el deterioro ambiental, la crisis energética, etc. Pero toquemos un caso concreto con respecto a nuestro país México.

En los prolegómenos del sistema capitalista mexicano, se formaron las relaciones sociales de producción. El estado mexicano jugó un papel trascendental en crear las condiciones para el desarrollo del capital. Claro está que con el nuevo régimen ha de operarse el ciclo vital del capital: D - M (FZA. TRABAJO Y M. PRODUCCIÓN)…….P……M ’- D’.

Para que el capital se desarrolle hacen falta fuerzas productivas que son en conjunto, la fuerza de trabajo, los objetos de producción (las materias primas) y los instrumentos de producción (maquinaria). De estos tres elementos, en México existían dos: la mano de obra y las materias primas, por tanto la maquinaria -para lograr un desarrollo industrial- tenía que importarse. A partir de la política de sustitución de importaciones, la maquinaria se financió a través del sector primario y como -por la ley del valor-, lo que exportábamos era menos de lo que importábamos, se debió recurrir al financiamiento externo, la deuda pública externa, que nos hizo más dependientes del capital trasnacional. En un principio, la deuda externa fue el acicate al crecimiento económico con un 6 o 7% de crecimiento anual hasta la década de los sesentas. Sin embargo a partir de la década de los setenta, el crecimiento tuvo una relación inversa con la deuda. A una contratación de deuda externa, el PIB anual disminuyó hasta llegar a niveles de nulo crecimiento económico.

Crecimiento VS. Deuda Pública.

En 1982, cuando la deuda pública externa alcanzó los 80 mil millones de dólares, México se declaró con un problema de liquidez: la década de los ochenta pasa a ser la década del crecimiento económico cero y la década del crecimiento de la deuda a proporciones exorbitantes. Para 1988, la deuda externa ascendía a 105 mil millones de dólares. ¿Cómo impulsar el desarrollo capitalista si el gobierno destinaba hasta el 60% del presupuesto en pago al servicio de la deuda? El capital enredado en sus propias contradicciones.

La solución que dieron a esa crisis de la deuda desencadenada en 1982 vendría con el cambio de política económica, la política neoliberal, se trataba de sustituir la deuda externa por la interna, pero no la deuda en sí misma, ya que esta siguió creciendo, es decir, ofrecieron una solución que no era tal. Con Salinas de Gortari la deuda externa se redujo a 70 mil millones de dólares y se destinaba al pago de la deuda externa 24% del presupuesto federal, pero el gobierno emite de manera creciente desde entonces instrumentos de deuda pública interna como CETES (se emiten a plazos desde 1978), BONDES, TESOBONOS, AJUSTABONOS y UDIBONOS. Una parte importante de los bonos que emite en la actualidad es por concepto del rescate carretero, la incorporación de pasivos al rescate bancario (bonos IPAB), certificados bursátiles de Estados y municipios que ha ocasionado que la deuda pública a través de la emisión de bonos ascendiera a cifras record de cerca de 2 billones de pesos[1]. De esa manera la productividad del capital desciende y no hay manera de detener su descenso. La planta productiva nacional se destruye y queda el capital nacional a expensas del capital internacional. Se repite la historia. Los peces grandes devorando a los pequeños. El único rubro en que México es competitivo es en su mano de obra barata. No hay más.

Privatización silenciosa de PEMEX y CFE.

Esa deuda interna ha sido el fruto de la política neoliberal, una parte de la deuda externa se paga con reservas internacionales que a la vez se crean con deuda interna, a eso se le suma el rescate carretero y el bancario. ¿Cuál productividad del capitalismo mexicano?

Mención aparte de la deuda pública emitida a través de bonos, merece la deuda contratada a través de los Pidiregas, que son proyectos de inversión productiva en las paraestatales de PEMEX y la CFE, por parte de la iniciativa privada, principalmente de capital internacional. Las empresas privadas invierten en obras productivas de estas dos paraestatales, una vez realizadas las obras, PEMEX y CFE tienen que desembolsar el costo de la inversión con el presupuesto federal otorgado a Pidiregas, que en la actualidad ya ascienden a cerca de dos billones de pesos. Lo que el gobierno esta haciendo es llevar a cabo una privatización silenciosa de las empresas paraestatales ante el fracaso de su privatización de manera abierta a la sociedad.

Lo real es que la deuda contratada por Pidiregas, la deuda interna por la emisión de bonos y la deuda externa hacen de México una bomba de tiempo que esta llegando a estados críticos de ser insostenible. La conclusión a que llegan los neoliberales, en lugar de buscar fuentes de inversión para fortalecer la planta productiva, es en la urgencia de aprobar las reformas estructurales: la energética, la laboral y la fiscal.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Históricamente, podemos observar que nuestro país no asumió la vía de la producción de instrumentos de producción cada vez más sofisticados, (máquinas), por tanto, la economía mexicana se haya sujeta a una condición: aumentar el crecimiento económico, pero con déficit en la balanza comercial, si se trata de corregir el déficit, implica recesión. Desde la acumulación originaria de capital en México en el siglo XIX y parte del siglo XX con la dictadura de Porfirio Díaz, e incluso como consecuencia histórica de la Colonia, nuestra economía se volvió profundamente dependiente, y eso hoy tiene repercusiones serias, sobre todo cuando vivimos bajo las leyes del capital, en donde la sociedad capitalista funciona con su característica básica, la producción mercantil. Esto implica que su crecimiento económico, se de a condición de que la producción sea un proceso que debe reproducirse de manera constante y suficiente, para mantener el nivel de ingreso y consumo de la población, pero ¿Qué va a ocurrir con la nueva economía mexicana, sobre todo cuando se está endeudando internamente? Va contra el nivel de vida de la sociedad, contra las instituciones públicas, contra los mercados financieros, contra el fondo de pensiones ¿Cuál será ahora nuestra posibilidad de crecer cuando la “solución” para el déficit en la balanza comercial se ha sustituido por un gran detrimento en la economía mexicana? ò ¿es a caso la tendencia natural de la economía mexicana, para que liberalice en su totalidad el mercado y salgamos de toda crisis económica?



[1] La política de sustitución de deuda externa por deuda interna del gobierno del Presidente Vicente Fox, llevo a reducir la externa en 11.669.20 millones de dólares a junio de 2006, pero aumentó el endeudamiento interno del sector público en 61.000 millones de dólares. Lo anterior hace que la deuda pública total modifique su composición.
Al cierre del 2000, la SHyCP precisa que la deuda externa era de 76.011.4 millones de dólares, mientras que al cierre del primer semestre de 2006 se sitúa en 64.342.2 millones. La reducción es del orden de 11.669.20 millones de dólares, equivalente a 122.526.6 millones de pesos.
Para lograr este descenso en el mismo periodo, el gobierno federal la sustituyó por un endeudamiento interno de 61.051.79 millones de dólares equivalente a 641.043 millones de pesos. Es decir que por cada peso que disminuyó la deuda pública externa, se aumento en cinco pesos la deuda pública interna.
http://www.argenpress.info/notaold.asp?num=034536




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