jueves, 7 de junio de 2007

¡DIGAMOS ALGO!

Esto lo escribió el Jefedejefes y lo mandó a las listas. Creo que es muy importante que todos lo leamos y, ojalá, le hagamos comentarios. El "junior" de rancho, como él mismo se llama, no es ningún pendejo y, opino, este escrito es muy bueno y si nosotros no somos una bola de farsantes debemos comentarlo y, ¿por qué no?, empezar un diálogo por escrito con el gran jefedejefes. Ojalá lo hagamos todos.
Esto también lo voy a subir al foro con la esperanza de que ojalá y allí lo lea alguien que quiera ser consecuente en este tan difícil asunto del gran Álibert.
Salevale.- cel

Dicen que los indios son una bola de reaccionarios.
La palabra indio según el Diccionario de la Real Academia Española significa 1. Natural de la India.; 2. Perteneciente o relativo a este país de Asia.; 3. Se dice del indígena de América, o sea de las Indias Occidentales, al que hoy se considera como descendiente de aquel sin mezcla de otra raza; 4. Perteneciente o relativo a estos indios. Traje indio. Lengua india.; 5. adj. despect. Guat. y Nic. inculto (de modales rústicos).
En nuestro país la palabra indio se ha usado de manera despectiva y tiene la intención de denominar a gente “inferior”, “inculta”, “sucia”, “tonta”, gente “sin razón”, esto de manera particularmente acentuada en los pueblos donde existe una marcada diferencia entre la gente mestiza y la gente india, como por ejemplo en la Sierra Norte de Puebla donde incluso subsiste un núcleo de la población que dice ser descendiente directo de europeos que a base de un racismo acendrado han permanecido al menos en la apariencia sin mezclarse con la población india a la que consideran inferior. Tanto se ha llegado a denostar con la palabra indio que incluso para la gente de buena fe es mejor el uso de la palabra indígena que según el DRAE proviene (Del lat. indigĕna), que significa 1. adj. Originario del país de que se trata, que en este caso gramaticalmente tendría un significado más exacto pero que siendo de indios como se les bautizó a los pueblos descubiertos en nuestro continente por los europeos pues entonces no debería haber ningún problema con dicha palabra que como es sabido fue producto de un error en los cálculos de los europeos que creyeron haber llegado a las Indias Orientales. Nadie debiera sentirse avergonzado o incluso disgustado e incómodo cuando se le dice que es indio y además que sabe que es indio y, sin embargo, no lo reconoce.
En este sentido es un hecho conocido que si la palabra indio es despectiva es a partir de su contenido histórico y de clase que para las relaciones sociales de nuestro país ha permanecido en la escala inferior de la sociedad, no sólo por la mera expresión gramatical. Desde la conquista de los pueblos indios, los pueblos precolombinos, a manos de los pueblos europeos, la condición de indio significaba gente dominada, pueblos a los que se les habían expropiado sus medios de producción y se habían convertido o bien en gente con la que se podía comerciar llevando regularmente un trato ventajoso para el no indio, o bien en criados domésticos, o en los peones que trabajaban el campo, etc., siempre haciendo trabajos de aquellos que como dice Fox “ni los negros quieren hacer”.
Lo que quiero decir es que el hecho de que a los indios y con ellos la palabra indio, se les trate de manera despectiva es precisamente por su condición de grupo dominado que se ha mantenido así desde la conquista española hasta nuestros días. Y que precisamente su condición de discriminados es a partir de ocupar el lugar de dominados en la sociedad mexicana.
Ahora bien, si los indios han sido dominados, discriminados, sometidos, sobajados, etc., ¿cómo es que son una bola de reaccionarios? O en qué sentido lo son actualmente como grupo social.
Los indios son reaccionarios en tanto que son sumamente conservadores. Conservadores en el sentido de buscar conservar las relaciones sociales de producción actuales, el status quo como dicen por ahí. Y esto es así no porque sean unos hijos de la chingada, así nomás porque sí, aunque finalmente muchos de ellos lo terminan siendo. Esto es así debido a que el camino que les ha quedado a los indios de América es incorporarse a las relaciones capitalistas. El camino de la autonomía seguido por los zapatistas por ejemplo, es un camino que en realidad conduce a la muerte, que conduce a la desaparición en tanto que un pueblo pobre como el de los indígenas chiapanecos no puede ser autónomo en tanto que la verdadera autonomía significa suficiencia y autosuficiencia económica y pues el pueblo indígena chiapaneco no puede ser autónomo dado que no es autónomo en términos económicos. Autónomas y autosuficientes eran las comunidades de la sociedad despótica - tributaria que combinando la agricultura como actividad principal con la producción artesanal podían en su mayoría ser autosuficientes. Autónomas y autosuficientes pueden ser actualmente los estados ricos de EEUU, o los países ricos europeos. Esto desde luego no absolutamente ya que en el capitalismo en tanto que se produce para el cambio ninguna economía nacional puede permanecer cerrada.
Entonces aparte del camino revolucionario, es decir del camino consistente en luchar en contra de las relaciones sociales de producción capitalistas para lo cual se necesitaría toda una organización de clase y un trabajo titánico de politización que agrupara no solamente a los grupos indígenas sino a todos los grupos dominados y explotados de México, pues a los grupos indígenas de México no les ha quedado otro camino que buscar adherirse por todos los medios posibles a las relaciones capitalistas concretas de nuestro país, dado que estando fuera de dichas relaciones perviven en situaciones de mayor pobreza. Por ejemplo, en nuestro país se ha dado un proceso histórico de migración de la gente del campo a la ciudad donde las relaciones capitalistas se encuentran más desarrolladas, proceso que se ha intensificado en los últimos años, cuyo objetivo es y ha sido encontrar trabajos mejor remunerados que los trabajos que se les ofrecen en el campo, o incluso salarios que les permitan vivir en mejores condiciones -con respecto a la cantidad de valores de uso- que lo que les permitiría la venta de sus productos en el caso de los pequeños productores campesinos que era hasta hace poco la condición de la mayoría de los indios de México, algunos trabajando en las tierras comunales, o en pequeñas parcelas de su propiedad, o arrendando a algún terrateniente, pero que en general cultivan tierras pobres dado que las tierras más fértiles de nuestro país les fueron expropiadas por la clase dominante que los conquistó.
En este sentido los indios no buscan, en términos de los hechos, luchar contra las condiciones de explotación, sino por el contrario luchan por verse inmersos en ellas y de la mejor manera posible. En este sentido los indios en nuestro país que logran colocarse en el sistema y además logran colocarse bien, o al menos logran ascender en la escala social, se vuelven necesariamente personas sumamente reaccionarias, defensoras del sistema que según se les representa en la conciencia les dio la oportunidad de triunfar, donde el triunfo se concibe como el ascenso en la escala social, como dejar de ser jodido extremo a ser medio jodido o de plano a no ser jodido. Podemos pensar en el caso de los indios que, por ejemplo a base del comercio (léase tranzas y robo) logran amasar fortuna, o los que a base de lograr tener una profesión como un doctor indio en un pueblo indio, o un abogado indio en un pueblo indio, a base también del robo y el engaño, a veces mediante la usura, logran amasar fortuna. De esta manera los indios que logran ascender regularmente para lograr dicho objetivo tienen que ser unos verdaderos hijos de la chingada, es decir se convierten en arribistas en el sentido literal de la palabra que según el DRAE significa: Del fr. arriviste, Persona que progresa en la vida por medios rápidos y sin escrúpulos. O sea que se convierten en personas que sin ningún miramiento, sin ninguna consideración moral o ética buscan su ascenso social, haciendo lo que sea necesario para lograr ese ascenso. Claro que esta búsqueda por el ascenso social no se reduce a los pueblos indios sino que en general a un sinnúmero de personas de las clases dominadas que conciben la solución de los problemas económicos que padecen a través de una salida individual, como aislada del grupo o de la clase social a la que pertenecen. Es decir, se busca la solución de la problemática cotidiana en el individuo, pero en el individuo aislado, atomizado y en este sentido se les da una salida individualista a los problemas sociales que precisamente al ser sociales requieren de una solución social, no individual. La salida de los problemas económicos se concibe a partir del yo; primero salgo yo, después salgo yo y al último también salgo yo, y después de esto entonces sí se concibe el apoyo a otros congéneres pero ya a partir de una visión caritativa, como una cuestión de lástima.
En este sentido las personas que logran ascender se conciben ellas mismas como unos verdaderos chingones, ya que lograron ascender de una masa que observan que no puede ascender y la explicación que le dan a esto es simple y vulgarmente, la que el sistema les da, que son chingones. Y que aquella masa que no ha podido ascender pues es simplemente porque son unos pobres pendejos y además güevones que no han sabido cuidar su dinero, que han decidido tener una bola de chamacos que no pueden mantener, que se la pasan en el chupe, y una larga lista de defectos que esas personas en lo individual tienen y que no les permiten salir del hoyo.
En este sentido las conclusiones explicativas de su ascenso social son obtenidas a partir de su realidad inmediata, del fenómenos social al que se enfrentan, no se van en ningún momento a la esencia de las relaciones sociales de producción capitalistas que son las que verdaderamente impiden el mejoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de nuestra población y claro que es sumamente difícil que le den una explicación objetiva pues se está subsumido por el sistema. A esta visión aparencial de la realidad contribuyen de manera decisiva los medios de comunicación, el discurso ideologizante impartido en las escuelas y las universidades, -por ejemplo en la BUAP con el tan repetido discurso de los emprendedores, de la formación de líderes-, el discurso de la iglesia que proclama la caridad para los ricos y la obediencia, humildad y resignación para los pobres, y la propia familia que una y mil veces te repite la necesidad del acenso social, incluso como medida del éxito, como medida del valor de las personas, como medida de la felicidad en la vida, etc.
Una vez que logran el ascenso social, en primera si logran salir de sus pueblos y encontrar un trabajo que los sostenga en un nivel de vida superior al de las condiciones en las que vivían, el siguiente paso para ascender verdaderamente es olvidarse y negar todo su pasado, renegar de ese pasado que fundamentalmente les significó dominación y en este sentido adherirse con todas sus fuerzas al sistema social que según ellos, como decíamos supra, les dio la oportunidad de triunfo.
Ante esto es sumamente lógico y “natural” que tales indios ascendidos sean desmesuradamente reaccionarios como cuestión social, lo que desde luego no les quita ninguna responsabilidad social por sus actos ya que para eso el ser humano tiene su conciencia.
Ahora bien, qué pasa con el núcleo familiar, qué pasa con los hijos de esos indios ascendidos?, pues en general son educados de esa manera, son educados de cabo a rabo para el ascenso, los valores que les son inculcados son los valores del ascenso individual, los valores de un arribista que buscará subir del nivel al que sus padres llegaron y que sobretodo renegarán también del origen indio, pobre, dominado del que provinieron.
Este es precisamente del núcleo familiar del que yo provengo, de un núcleo de indios ascendidos. Ahora bien, ¿cómo se concretizaron en mi caso estas relaciones?
Un esbozo de mi núcleo familiar
Mi padre es un indio totonaco, hijo único por cierto. Él representa en cierta medida una de esas historias de ascenso social de las que hablamos. Proviene de una familia muy jodida establecida en un pueblecito llamado Cuautotola, Amixtlán, Puebla, y no terminó mas que la primaria de manera escolarizada. La secundaria y la prepa la realizó en el sistema abierto ya trabajando. Tuvo un hijo con una mujer que falleció y el hijo lo dejó encargado a sus padres –de mi padre-. Luego se enroló en la SEP como maestro rural bilingüe y de ahí comenzó la historial gradual, lenta pero constante de ascenso. Esto fue a finales de los 70 cuando el país todavía no entraba en las crisis constantes que perduran hasta nuestros días. Pienso que aquí es importante destacar que el objetivo de su vida, sin afanes de reducirlo porque como todo ser humano es sumamente complejo, se convirtió en el ascenso social.
Mi madre es también una india totonaca, con una historia que si la vemos desde el punto de vista individual, es bastante cabrona, pero si lo vemos socialmente es sumamente típica sin quitarle responsabilidad individual por supuesto. Quisiera desmembrar su núcleo familiar porque se pueden encontrar ahí los orígenes de su desprecio y vergüenza por la cultura india. La madre de mi madre era mestiza, de una de las poquísimas familias que lo eran en un pueblo sumamente racista, Nanacatlán, Zapotitlán de Méndez, incluso era de las pocas familias en ese pueblo que sabían hablar español además de totonaco. Esta mestiza se casó con un indio totonaco, digamos puro –aunque muchos dicen que con todo el mestizaje que se ha dado ningún indio es puro- que era incluso monolingüe totonaco. La madre de mi madre le prohibió a mi abuelo que les hablara en totonaco a sus hijos, y además literalmente lo obligó a aprender y hablar en español. Mi madre naturalmente creció despreciando la lengua y la cultura totonaca, al grado tal de no sentirse totonaca, aunque hablaba y tenía la cultura totonaca. El tener pretensiones de mestiza fue para ella una defensa ante el racismo exacerbado que se da como decía más arriba en los pueblos de la sierra norte de nuestro estado. Mi madre se sentía mestiza y nunca hasta la fecha pienso yo, se ha asumido como una Totonaca, aunque desde luego lo es. Yo mismo he llegado a escuchar cuando mi madre se pone a comadrear con sus hermanas, cómo ellas hacen referencia de otras mujeres de su pueblo refiriéndolas como “nacas”.
Mi madre terminó la secundaria de manera escolarizada, luego se enroló en la SEP como maestra rural bilingüe, también a finales de los 70.
Bueno pues mi madre con todas sus pretensiones se encontró a mi padre, que le ofreció, o al menos le prometió ascender socialmente. Su proyecto fue mutuo. El primer hijo de mi padre no entró en su vida mas que como una pesada carga del pasado, hijo que permaneció por tanto con los abuelos.
Mis padres se fueron a vivir a Zacatlán, pueblo grande que en la sierra norte de Puebla es en realidad la ciudad, es un pueblo lleno de inmigrantes que van ahí por el comercio, por las instituciones educativas, pero fundamentalmente porque significa ascenso social, digo, en la sierra norte, haber nacido, vivir, tener alguna propiedad, etc., en cualquier pueblote que sea considerado la ciudad, por ejemplo, Huauchinango, Zacapoaxtla, Zacatlán, etc., es en términos sociales, culturales, raciales, etc., signo como de algo superior, signo como de supremacía social, de avance “cultural”, etc., esto es algo que se puede sentir y que se ve y se vive cotidianamente si eres parte de ese mundo y además lo ves con los prejuicios y valores ahí establecidos. Está tan enajenada e idiotizada la cosa que por ejemplo en la escuela, a los que venían de Jicolapa, Tlacuilo, Amixtlán, o algún otro pueblo les daba pena decir que venían de ese pueblo. En serio, les daba pena, y los que habíamos nacido en la ciudad de Zacatlán, pues no nos daba pena y participábamos de la mofa hacia esos compañeros, apodándolos con los nombres de sus pueblos, me acuerdo que a una chava que llegó a la prepa le decíamos la “Tlacuila” porque venía de Tlacuilotepec y todo el salón soltaba la carcajada. Estábamos bien pendejos.
Pero bueno, en mi familia nunca nos hablaron en totonaco, mi madre fue la más reacia a hablarnos en totonaco. Sólo recuerdo que algunas veces se hablaban entre ellos en totonaco como para que no les entendiéramos. Yo durante mi infancia no entendía lo que socialmente –para mi lugar de origen- significaba ser indio y pues ni siquiera entendía que éramos indios. Cuando íbamos a visitar a mis abuelos todos ellos nos hablaban en español y pues yo nunca sentí ser indio, porque además vivíamos en un pueblo que se esfuerza constantemente por desaparecer su pasado indio y por adherirse a la cultura occidental.
Ya más grande, como desde los 12 en adelante, cobré consciencia de que éramos indios y de que eso pues como que “nos hacía menos”. En la escuela no tuve problemas con ser indio, casi nunca digo, sólo recuerdo que un compañero hijo de un maestro que conocía a mis padres en una ocasión me dijo que yo era un indio revestido, buscando desquitarse por alguna chingadera que le habré hecho o algo así, pero de ahí pa’l real nada de nada. En realidad en el Centro Escolar a donde yo fui a la escuela había muchos hijos de inmigrantes de la sierra que como mis padres habían ido a Zacatlán porque les prometía ascenso social, “mejor” educación para sus hijos, mejores servicios de salud, y bueno el “privilegio” de vivir en la ciudad. No tuve tantas broncas con eso porque pues yo era hijo de maestros y además era hijo de supervisor y de directora de Kinder, lo que para mi rancho no era cualquier cosa. Incluso éramos como de los juniors de rancho de mi rancho.
Yo nunca dije nada en la escuela al respecto de mi condición de indio, me avergonzaba decirlo. Me avergonzaba decir que mis padres eran de la sierra y más que hablaban Totonaco. Mi madre en gran parte nos transmitió ese sentimiento. Recuerdo cuando íbamos al mercado de los domingos, mis padres y mi hermano, -sólo crecí con un hermano, porque como decía antes al otro lo dejaron con mis abuelos- y mi padre se encontraba con alguno de sus conocidos de la sierra, él empezaba a hablar bien fuerte en totonaco, a lo que mi madre hacía gestos de disgusto y vergüenza, como diciendo –otra vez con sus cosas de indio-, eso naturalmente lo absorbimos nosotros y pues también sentíamos vergüenza.
O sea, a mi padre no le da vergüenza decir y aceptar que es indio, a él le gusta la música de huapango, sabe bailar danzas regionales, etc., incluso hace alarde de que es indio, pero ese alarde en realidad significa “soy indio y aún así la hice, salí de la miseria económica, de ser campesino pasé a ser supervisor escolar, con hijos en la universidad y uno incluso con maestría en los estados unidos” o esa que significa “soy un superchingón”, por eso yo pienso que a él no le molesta en absoluto decir que es indio.
A mi madre en cambio le sigue causando rubor saber que es india. Pero de igual manera su historia es de ascenso, pasó de ser la india jodida, a ser directora de kinder, esposa del supervisor y señora con hijos en la universidad. Nada despreciable para el sistema.
Pero el transmitirnos el pasado indio, ambos lo sabían, no contribuía para nuestro ascenso social, para el ascenso social de sus hijos, por eso había que borrarlo, y de ahí el origen de que en particular yo sea un indio vergonzante, pero también ahora con consciencia de que esas mamadas del sistema no quiera seguirlas reproduciendo.
Digo, sí entiendo que esas mamadas son del sistema pero también sé que no he terminado de hacer un ajuste de cuentas a ese respecto. Es decir, yo sé que soy indio, y que el ser indio es y debe ser igual que pertenecer a cualquier otro origen étnico, como el decir ser mestizo, o ser negro, o ser europeo, etc., que a ese respecto pues hay diferencias étnicas naturales y pues que todos somos diferentes, que ese prejuicio burgués de la igualdad, así nomás, de que todos somos iguales pues no existe, más bien somos distintos y por esas diferencias somos iguales, en términos raciales y en todos los sentidos.
Aquí lo importante más bien es buscar tu condición de clase, y en ese sentido tomar una posición clara y definitiva. Si dicen que los indios son reaccionarios es porque buscan entrar al sistema, y cuando lo hacen y ascienden entonces se convierten en más reaccionarios todavía. Aquí está la clave del asunto, en que los indios para hacer frente a su problemática lo hacen desde la posición del indio dominado, así nada más, del grupo que se ha marginado históricamente y que pide que no lo marginen, que lo incluyan al capitalismo. Cuando en realidad la única solución sería partir desde la posición del indio dominado en solidaridad y como parte del conjunto de grupos dominados en conjunción con la clase obrera que a su vez de explotada es dominada, que podrían hacerle frente como clase a la clase burguesa.
A ver qué piensan.
Esta es la forma que pensé sería entrarle a la discusión, la neta no veía cómo. pero sí veo que no es vulgarizando la cuestión del ajuste de cuentas que es lo que me cuestiona camilo en uno de sus últimos correos.


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