Esta claro que el movimiento en Oaxaca no empieza con la coyuntura del movimiento magisterial sino que se empieza a forjar desde la imposición de Ulises Ruiz Ortiz en el poder como gobernador ilegitimo del Estado y con la tarea de agilizar las condiciones para la ejecución del Plan Puebla Panamá. Estas condiciones se basaron, por ejemplo, en la destitución arbitraria de presidentes municipales en las comunidades que se habían elegido según los usos y costumbres de cada una de las comunidades, así como del despojo de tierras para abrirle el paso a transnacionales, además de la brutal represión por la que se ha caracterizado su gobierno. Son estas premisas que dan perspectiva a la APPO para consolidar una coincidencia amplia que se engloba en la salida de Ulises Ruiz de Oaxaca y más tarde por la salida de la PFP y la lucha por la liberación de los presos políticos y por la presentación con vida de los desaparecidos políticos, etc.
La APPO, sin embargo, se organiza bajo la lógica de la horizontalidad, lo cual quizá no es sorpresa puesto que la multitud de organizaciones que la conforman consideran a la asamblea como el órgano máximo de toma de decisiones y no como un recurso para la organización; e inclusive el órgano que el pueblo necesita para determinar su forma de gobierno. Además, la asamblea es la forma ancestral de organización de las comunidades indígenas. Aun así, la horizontalidad como estructura fundamental de la organización en perspectiva hacia un movimiento nacional puede decantar en anarquía por carecer de una línea política bien definida y de una dirección política clara (que esté lejos del culto a la espontaneidad de las masas). Incluso, dicha horizontalidad no es la característica que ha permitido que el movimiento pueda seguir adelante, sino años de trabajo político y de construcción de bases sociales que se han venido forjando en distintos sectores de la población.
Por otro lado, la asamblea popular de los pueblos de México (APPM) surge a partir de la coyuntura que vivía el pueblo Oaxaqueño y de la necesidad de la APPO de exportar el movimiento al contexto nacional aunque las particularidades de cada region de Mexico no fueran las mismas que en Oaxaca. En un principio el planteamiento se englobó en darle la más amplia cobertura al movimiento Oaxaqueño que había sufrido la brutal represión no solo con sus activistas sino con la población que había decidido defender las mismas demandas. En otro momento, las organizaciones integrantes de la APPM plantearon la necesidad de impulsar asambleas populares estatales, regionales, municipales, de colonias y barrios y aunque la organización del pueblo es una tarea indispensable, la APPM empezó sin base social, sin ningún trabajo político anterior con la gente y, además, sin una perspectiva hacia dicho trabajo. A la fecha, el tremendo reflujo que provocó esa escalada represiva, con torturas documentadas, detenciones masivas, desapariciones y persecución policiaco-militar, se reflejó en la escasísima convocatoria de la APPM en subsiguientes sesiones.
En primera instancia, si consideramos que un problema crucial en la organización, que enfrenta nuestro país es la falta de conciencia política es claro que esa discusión político-ideológica se encuentra muy limitada dentro de la APPM o dentro de la propia APPO, o así como de cualquiera de las asambleas populares que se vayan conformando en los estados.
Es decir, en base a las asambleas a que hemos asistido, podemos observar cómo se han reducido al pragmatismo: la discusión gira alrededor de un tema especifico, así como el análisis nacional o la situación particular de los sucesos en Oaxaca y por otro lado la conformación de ciertas comisiones que trabajen hacia la realización de las acciones determinadas por la asamblea. No obstante, se formula un plan de acción, en el cual nuestro papel sería participar en movilizaciones y promover la denuncia de los signos fascistas alentados desde el foxismo a la actualidad.
En la APPO y en la APPM confluyen diversas organizaciones con una línea ideológica y política bien definida, por lo cual hay una gran dispersión y confrontación de ideas políticas que son consecuencia de una clara diversidad ideológica. Esta peculiaridad ha permeado en un movimiento que pretende ser de masas. En la APPO la confluencia de esta multiplicidad de organizaciones democráticas, sociales y de izquierda aportó justamente esta posibilidad de llevar adelante la unidad de posturas disímbolas bajo los mismos objetivos políticos, siempre y cuando contribuyeran a la movilización del pueblo incluso de cientos de miles de ciudadanos. Esta diversidad se mitificó en la reunión que precedió a la asamblea constitutiva donde hasta se decía , por ejemplo, que el actual movimiento de lucha en Oaxaca se parecía a un arco iris, en donde confluían desde teólogos de la liberación hasta "marxistas-leninistas", así como gente que participó en la convención y en la otra campaña.
Si en Oaxaca fue posible forjar la lucha dentro de una Asamblea, ello se debió a la situación estructural eminentemente rural, donde el peso de las comunidades indígenas y del campesinado es preponderante en términos cualitativos. Como señalaba la Dra. Bertha, locutora de Radio Universidad, la presencia de los obreros era casi nula, dada la muy reducida proporción de fábricas en esa parte del país; y además, la asamblea para los indígenas, los ejidatarios, comuneros y maestros de origen rural, es ahí la forma prácticamente natural de organización social, que por el trabajo político de agrupaciones de productores, de activistas sociales y políticos, etc. pudo ser potenciada hasta una amplitud de movilización, sin precedentes. Pero como las relaciones dominantes en México, son las capitalistas, se vislumbra una dificultad intrínseca de reproducción mecánica a escala nacional, del ejemplo oaxaqueño; pues la disputa electoral es el centro de conflicto aún dentro de las débiles o inexistentes instituciones democrático-burguesas para dirimir la lucha por el poder. Ello sin negar el aporte oaxaqueño a la organización y lucha política frente a la represión de corte fascista.
Por eso, en las intervenciones de las asambleas, la cuestión ideológica no se va resolver en ese espacio. Sin embargo, los verdaderos alcances que puede tener una asamblea de esta naturaleza se encuentra prácticamente en las coincidencias políticas amplias y por consiguiente en la posibilidad de reanimar una movilización de masas. El ejemplo, que se manifiesta con mucha claridad, es la APPO.
Sin embargo, la discusión política sobre cual debe ser la forma de gobierno no se presenta como una línea definida en la APPO. Quizá ciertos organizaciones dentro de la APPO promuevan lo que llaman el poder popular u otros el poder proletario popular, etc. al lado se esto, también encontramos los planteamientos del comunalismo, el milenarismo indigenista, la autogestión y la autonomía. Incluso, ellos mismos coinciden que es en base a las cosas que se pueden poner de acuerdo en las que avanzan mientras que en las que no ahí las van dejando, sean o no de fondo. Es en este sentido que la verdadera amplitud que puede tener la APPM o la misma APPO es una movilización de masas entorno a coincidencias tan amplias como podrían ser los acuerdos de san Andrés o los resolutivos de la CND o aquellos del programa mínimo no negociable de los Diálogos Nacionales, de otra manera esas diferencias de fondo en las diversas organizaciones solo provocarían la desintegración misma de la asamblea. Así que todo el pragmatismo que se pueda realizar entorno a la APPM, debe estar bien claro, es en una perspectiva a una movilización de masas y no hacia lo fundamental que es el trabajo político. Quizá la coyuntura de una movilización de masas permita encontrar ese espacio para dar la lucha ideológica y política.
Pero, ¿qué pasó? Muchas organizaciones que apoyaban a la APPO en sus "buenas intenciones", en la conmiseración con el pueblo reprimido, quedó todo. La participación para constituir la APPM se redujo a un acto formal protocolario, pues en la estructura de la APPM no hay base y las organizaciones, entre ellas Espartaco, que han participado en la organización de la APPM se han quedado en el pragmatismo es decir que el trabajo que se ha hecho ha sido operativo simple y sencillamente para que las reuniones de la asamblea salgan. En dicha organización quien ha tomado el paquete han sido sólo algunas organizaciones como Espartaco, que cada vez que se acerca la fecha para la asamblea se le entra a la talacha, pues en las demás organizaciones o participantes no hay ninguna responsabilidad ni mucho menos compromiso y ni que decir de trabajo político.
La asistencia de la segunda asamblea fue muy reducida, lo cual debe ser consecuencia por un lado de la poca funcionalidad de las comisiones que integran la APPM como de la falta de claridad política entorno a esas coincidencias amplias. Si la asamblea no se enfoca en los verdaderos alcances que tiene se vendrá en detrimento, pues las organizaciones no le van apostar.
Las asambleas son cada mes y nuestra posición es que nuestra participación debe ser en el sentido de buscar concretizar y proponer convencer que al menos se le debe seguir dando cobertura a la problemática, en estos términos, estar en campaña de información permanente de denuncia. Nuestra propuesta a partir de lo anterior, es retomar las enseñanzas y la experiencia obtenidas en un espacio de discusión como ha sido la APPM: haber participado en las discusiones, valorar las distintas posiciones, cumplir con responsabilidades hasta para la logística de una reunión con carácter nacional. Estas cuestiones que forman apenas una parte de la formación política, pueden retomarse para la gente con la cual uno hace trabajo político e incluso integrarla si es necesario. En ese sentido, por ahora no nos parece que sea lo central estar acudiendo a todas y cada una de las reuniones de la Asamblea, sino continuar en nuestras responsabilidades en Espartaco. Ahora la visión para seguir participando en la APPM es conservar la relación y contactos que se han hecho con gente de distintas organizaciones de la APPO (incluso se cuenta con autoridad moral al haber cumplido las tareas a que nos comprometimos), participar en las movilizaciones contra la represión y hacerse de la información en torno a la situación en Oaxaca para poder denunciar puntualmente la escalada militar en ese estado (bien puede ser, participando en foros, organizar conferencias, etc.). No sólo eso, sino profundizar en el análisis teórico de lo que ahí acontece. La cuestión es no hundirse en el mero activismo, ni en el pragmatismo o idealización tipo la "comuna de Oaxaca", "oaxaca como el punto más álgido de la lucha de clases", entro otros lugares comunes. De aquí en adelante consideramos importante generar la discusión constante, en principio de cuentas dentro del propio movimiento, (a través de los medios con que contamos, como el blog y las listas), pero también en donde realicemos el trabajo.
Saludos y éntrenle.
Celina, Pável y El Coquis.
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